Conocida por excavaciones de comienzos del siglo XX, por lo que tenemos una documentación parcial que apunta a un sector de la pars urbana de una villa y algunos elementos asociados a una factoría de salazones. Entre 1915-16 se realizaron las primeras excavaciones bajo la dirección de Martínez Oppelt, encontrándose las ruinas de un gran edificio descritas por él como unas posibles termas. Posteriormente en 1929 Pérez de Barradas retomaría los trabajos, incluyendo un estudio de las labores realizadas por Oppelt, identificando hasta siete mosaicos, una serie de piletas o depósitos, conectados por cañerías de plomo, que él identifica como una factoría de salazones, acompañada de materiales como anzuelos (Pérez de Barradas, 1930 : 18). A unos 13 m. de la torre, Pérez de Barradas localizó otra pileta de 3,10 x 2,50 x 1 m.
Actuaciones posteriores sólo pudieron verificar que se trataba de una posible villa junto al mar con dos fases de ocupación, una altoimperial y una segunda entre los siglos III al V d.C., con la que relacionan la factoría (Arancibia, 2004: 704-708). Esta fase bajoimperial está definida por una serie de habitaciones rectangulares de grandes dimensiones con la misa orientación que las estructuras altoimperiales y en la zona norte dos piletas afectadas por el perfil del corte; dos pequeños hornos completarían los restos de esta etapa (Arancibia, 2004: lám. III). Sin embargo, el hallazgo en las inmediaciones de la desembocadura del río de cepos de anclas, una gran cantidad de anzuelos y plomos y abundantes fragmentos de Dressel 7/11, nos podría estar indicando que en este lugar la producción salsaria pudo remontarse a la fase altoimperial (Mora y Corrales, 1997).
No se han documentado.
Siglos IV y V d.C.
Pilar Corrales Aguilar, «Las Torres de Guadalmansa (Estepona, Spain)», RAMPPA, Atlantic-Mediterranean Excellence Network on Ancient Fishing Heritage (http://ramppa.uca.es/cetaria/las-torres-de-guadalmansa), 26 November, 2016.